VILLAGE ESPÉRANCE ET PAIX
El proyecto del centro de rehabilitación psicosocial para personas con discapacidad y/o trastorno mental que gestiona MISERICORDE SANS FRONTIERS con el apoyo en España entre otros de JATAKENDEYA de la mano de nuestro amigo Roger Mercadé, nos propone un plan de colaboración continuada anual para poder dar una atención de calidad a estos niños y adolescentes que tuvimos la oportunidad de conocer personalmente en noviembre de 2019. Tras la justificación impecable de los dos proyectos anteriores realizados con JATAKENDEYA en Togo, confiamos plenamente en el éxito de esta colaboración HdA-JATAKENDEYA. Esta frase refleja el compromiso de esta organización: Si cambiamos la forma de ver la discapacidad, construiremos sociedades más equitativas, inclusivas y responsables.
Objetivo de recaudación anual 7.000,00€
Zafi Konta, Togo
La asociación MISÉRICORDE SANS FRONTIÈRES nace de la necesidad de luchar contra la discriminación social y el estigma que existe hacia los niños con discapacidad y/o enfermedad mental en Togo, África, donde la mayor parte de estos son mal atendidos, abandonados por sus familias y/o internados en campos de oración.
Sor Odile Edoh, monja togolesa, enfermera psiquiátrica, fundadora y directora de la asociación, consciente de la necesidad y situación de estos niños, decidió́ crear, en el año 2014, junto con la asociación JATAKENDEYA, asociación barcelonesa de ayuda sanitaria dirigida por el Dr. Roger Mercade, una granja-escuela con el objetivo de acoger estos niños y ofrecerles un futuro mejor. Creando así uno de los primeros centros para la rehabilitación de personas con discapacidad intelectual y/o enfermedad mental de todo el país.
El centro VILLAGE ESPÉRANCE ET PAIX, así bautizado por su fundadora, cuenta actualmente con catorce personas en régimen residencial, de distintas edades y diferentes tipos de discapacidad y/o retraso mental. Para ellos, el centro se convierte en un espacio de convivencia, donde aprenden a seguir unas rutinas, compartiendo su día a día, y adquiriendo distintos hábitos como por ejemplo hábitos de higiene, de alimentación y de comportamiento. En este documento se detallan la misión, objetivos y programas del proyecto:
PROYECTO TOGO
Togo es un país de África Occidental, situado en el golfo de Guinea. Hace frontera con Burkina Faso, Ghana y Benín. Es pequeño, con una superficie de 56.875 km2 y una población de 8 millones. El 38,7% de la población vive bajo la línea internacional de la pobreza de 1,25$ al día y el 54,2% bajo la línea de 2$ al día. Su PIB ocupa el lugar 165 del mundo. Su tasa de mortalidad en menores de 5 años es de 96 por cada 1.000, con una esperanza de vida de 60 años y un 58% de alfabetización. Vive de la agricultura de subsistencia.
En Togo, debido al estigma social, los tabús y las creencias negativas existentes entorno a las personas con discapacidad, la mayor parte de ellas son discriminadas y excluidas de la comunidad, haciéndose invisibles ante la mirada social. Son muchas las familias que se avergüenzan de tener un niño con discapacidad, ya que entienden la discapacidad como a un castigo divino o un acto del diablo, interpretación que promueve conductas negligentes, abandono parental e internamiento en campos de oración. Debido al estigma social y la ausencia de políticas proteccionistas por parte del gobierno, sus derechos son vulnerados, no teniendo acceso a la educación ni a la formación profesional, volviéndose más vulnerables a prácticas dañinas. En Togo, la discriminación está tan extendida que los propios niños interiorizan ese estigma, dañando su autoestima y poniendo en tela de juicio su dignidad.
Según un estudio sobre las percepciones colectivas existentes entorno a la discapacidad en Togo (Dassa, S. K. Et al., 2009), la brujería y las maldiciones son las explicaciones que encontramos frecuentemente ligadas a la discapacidad. La discapacidad es un castigo de los dioses locales ante conductas “no aprobadas” por la comunidad, como por ejemplo caminar por ciertos lugares a deshora, comer ciertos animales y/o cometer incesto. También es resultado de la creación, por parte de dioses, de un nuevo “brujo” o ser que pueda materializar sus deseos en la tierra. Estas interpretaciones sobre la discapacidad llevan a actitudes de rechazo y burla. Para la mayoría, estos niños son considerados inútiles para el desarrollo de la sociedad, no tienen derecho a ser respetados, alimentarlos se considera una perdida de tiempo y acaban siendo los “títeres” de la comunidad.
Por otro lado, la interpretación colectiva también influye en los más pequeños, que al no comprender los comportamientos de un niño con discapacidad, tienden a aislarlos, evitando el contacto con ellos y contribuyendo a su exclusión.
Ante la falta de leyes de protección hacía la discapacidad y la enfermedad mental, la dificultad para acceder a la sanidad y la situación de pobreza extrema, así como la ausencia de organizaciones que puedan velar por sus derechos, es de vital importancia crear iniciativas que puedan preocuparse por sus intereses y necesidades, luchando por sus derechos, protegiendo su dignidad y ayudándoles a recuperar un futuro robado por el estigma.
Es precisamente dentro de este contexto, donde Miséricorde Sans Frontières desarrolla su labor. El proyecto “Village Espérance et Paix” para niños con discapacidad y/o trastorno mental, es una iniciativa que busca romper con esa interpretación poco adaptativa y real de la discapacidad, así como paliar muchas de las necesidades de estos niños que actualmente el estado no cubre, como por ejemplo, el derecho a la educación especial.
Si cambiamos la forma de ver la discapacidad, construiremos sociedades más equitativas, inclusivas y responsables.
Este es el presupuesto anual de funcionamiento y mantenimiento del centro: